Schneider Weisse Aventinus Eisbock es de color caoba muy oscuro, casi negra. Tiene una corona de espuma alta y esbelta de color marfil, bastante densa pero con poca persistencia. De cuerpo suave, a pesar de sus 12 % de alcohol, que si bien se hace notar, no impide una degustación agradable. De sabores complejos, se aprecian notas a malta, plátano y ciruela, algo de pimienta, clavo y toques a mazapán y almendra amarga.